top of page

Hace unos días me preguntaron “¿por qué siempre acabas escribiendo sobre el amor?”, y yo contesté, “¿es que acaso existe algo más?” Todo lo que nos rodea, de una forma o de otra, es amor. Si tienes problemas en el trabajo, tu amor por lo que haces o por lo que no puedes hacer está ahí. Si tienes una enfermedad o a algún ser querido que la padece, vuestro amor por la vida está ahí. Si sufres un momento de crisis económica, bueno, tu amor por lo material está ahí… Ya lo decían los Beatles, all you need is love.

​

Pero entonces otra persona me dijo, “es que siempre hablas de lo malo del amor” y, aunque no es del todo cierto, no hay más que remitirse a mis entradas “El arte de amarte” o “El tiempo todo locura”, sí que es verdad que últimamente ando un poco desilusionada con el amor romántico y probablemente estoy pecando de insistencia. O tal vez, es que en mis deseos más profundos, estoy esperando que alguien despierte de su letargo, y mientras tanto no puedo hacer más que gritar a los cuatro vientos que estoy loca por amar, a ver si escuchando mis alaridos, si es que los escucha, por fin despierta, si es que despierta.

​

O tal vez soy yo la que tiene que despertar y dejar de perseguir un imposible, que tengo mucho amor que dar, como para permanecer estancada en un cruce de caminos que no me deja avanzar. Lo único que sé, es que no pienso desperdiciar mi amor, por eso, hoy quiero entregarme en cuerpo y alma a ti.

​

A ti, que estás pasando por uno de los momentos más duros de tu vida y aún así sacas tu sonrisa a pasear. Que a pesar de que no nos vemos tanto como nos gustaría, sabemos que nos tenemos para lo que sea. Que me perdonas mis ausencias porque sabes que sigo estando ahí.

​

A ti, que fuiste, eres y serás ese apoyo incondicional que me ofrece su mano cuando más la necesito. Que tienes esa carcajada preparada para darle la vuelta a mis peores días. Que me escucha y me comprende y que tiene ese “¿Qué te pasa?” en el momento justo. Que a pesar del tiempo, la distancia o las circunstancias, nada cambia, porque tenernos vale más que cualquier otra cosa.

​

A ti, que convertiste mi historia en una obra de arte. Que compartes conmigo tus secretos más profundos. Que me perdonaste mis errores de la misma forma que yo te perdoné los tuyos, porque lo que tenemos merece la pena, pero sobre todo la alegría. Que me tatuaste una pajarita muy cerquita de mi corazón, para que mis sueños echasen a volar.

​

A ti, que estás tan lejos y te siento tan cerca. Que esos pequeños instantes que la vida nos permite compartir, se transforman en momentos únicos e irrepetibles. Que me llenas de alegría con tu sola presencia.

​

A ti, que desde el primer momento me ofreciste tu cariño. Que sin apenas conocernos ya podíamos adivinar que sería para siempre. Que eres real y transparente y has permanecido a mi lado incluso cuando no me aguantaba ni yo misma.

​

A ti, que nuestras ocupaciones nos tienen separados pero, si es necesario, movemos cielo y tierra para regalarnos ese abrazo que nadie más puede darnos.

​

A ti, que nunca me has juzgado, que me has aceptado tal y como soy, con mis defectos y mis virtudes. Que te has reído conmigo y has llorado junto a mí. Que has seguido aconsejándome aún sabiendo que acabaría haciendo lo que me diera la gana.

​

A ti, que no te he visto en persona, pero hablamos a diario y eres una risa garantizada en el día y una dosis de positividad. Que aunque nuestras conversaciones parezcan superficiales, esconden nuestra esencia.

​

A ti, que me lees, que te interesa lo que hago y lo conviertes en algo tuyo, que valoras mi esfuerzo y lo compartes con el mundo.

​

Hoy me entrego en cuerpo y alma a todas esas personas que forman parte de mi vida, que caminan junto a mí, que me regalan su tiempo, que hacen que la vida tenga sentido, que son el mayor de los tesoros y la familia que he elegido. A todas esas personas, gracias por conseguir que mi corazón no se rinda y por permitir que no desperdicie mi amor.

bottom of page